miércoles, 7 de diciembre de 2011

bonsais.Higuera (Ficus carica L.)

Las principales características de la higuera común (Ficus carica L.) son:
  • tamaño pequeño, de 2 a 8 metros, con aspecto más de arbusto que de árbol cuando se encuentra en estado salvaje y con una copa grande con relación a su altura,
  • ramas lisas y del mismo color que el tronco, con las marcas de las hojas de años anteriores, desnudas hasta los extremos y tendencia a curvarse por el peso de la hojas y los frutos,
  • tronco de corteza gris ceniza y lisa,
  • hojas caducas, que sólo crecen en los extremos de las ramas, palmeadas (de 3 a 7 lóbulos), con un largo pecíolo, de color verde claro en la cara inferior y más oscuro en la superior, alternas, ásperas y rugosas al tacto,
  • No posee una única raíz principal sino más bien varias raíces principales, más o menos superficiales, que nacen radialmente del tronco con un aspecto potente y fibroso, pero frágil,
  • con flores dentro de los falsos frutos con forma de botella (higos), son comestibles y de color verde, violáceo o negro, de piel rugosa y con una agujero en su extremo. Las flores maduran a finales del verano y producen los verdaderos frutos (aquenios) que tapizan las paredes del interior del higo.
    Situación:

    Debe cultivarse en el exterior a pleno sol durante todo el año, pero evitando las exposiciones prolongadas durante la época más calurosa y especialmente después del trasplante, etapa durante la cual deberá situarse en un lugar muy bien iluminado pero sin sol directo para que pueda mantener las raíces con la tierra fresca.
     
    La situación a pleno sol, además de garantizar su correcto cultivo y supervivencia, nos ayudará reducir el tamaño de sus hojas en combinación de la técnica del defoliado y el control de los nutrientes en el abono.

    En invierno debe protegerse del frío intenso y de las heladas fuertes, a pesar de lo cual necesita pasar el frío invernal para sentir el paso de las estaciones, es decir, tiene que perder las hojas durante el invierno para que crezca sano y la primavera le provoque el despertar de las yemas en reposo. Un invernadero frío en el exterior podría ser una buena solución para las zonas de inviernos más duros, procurando volverlo a situar en el exterior lo antes posible.

    Riego y abono:
    Los riegos deben ser a fondo hasta que salga agua por los agujeros de drenaje y cuando la superficie de la tierra comienza a secarse, evitando tanto el encharcamiento permanente de la tierra, ya que es muy sensible a la podredumbre de las raíces.
     
    Aunque aguanta bien el calor, en el caso de que se marchite por falta de agua, podemos recuperarlo si actuamos rápidamente y lo regamos por inmersión en un cubo hasta que se empape bien toda la tierra, aunque debemos evitar a toda costa descuidar el riego y llegar a esta situación.
     
    Abonar con frecuencia con un abono orgánico de calidad, especialmente durante la época de crecimiento vigoroso (primavera) y otoño.

    Si el agua de riego es muy pobre en restos de cal, podemos añadir un poquito de carbonato cálcico en el agua riego, ya que a las higueras prefieren los suelos calcáreos.

    Podemos ayudar a reducir el tamaño de las hojas, además de con una buena exposición exterior a pleno sol y el defoliado de sus hojas, con el suministro de abonos más ricos en fósforo (P) y potasio (K) que en nitrógeno (N) para no fomentar el desarrollo de sus hojas.